DiarioTrritorio

Hicimos periodismo de guerra? Sí. Eso es mal periodismo”, reconoció uno de los prosistas clave del Grupo Clarín

Fuimos buenos haciendo guerra, llegamos vivos al final. Periodismo eso no es como yo lo entiendo, no es el que me gusta hacer. Y yo lo hice, no le echo la culpa a nadie, yo lo hice”, dijo Julio Blanck. La misma explicación de la dictadura para justificar su genocidio; al fin de cuentas la entente entre el Grupo Clarín y Videla consta en fotografías, en criminal caso de Papel Prensa.
 Es periodista desde 1977 y se desempeña en la sección política del diario desde 1984 (…)”, recuerda Fernando Rosso en el texto de la entrevista que publicara La Izquierda Diario con quien hace años es uno de los principales prosistas del Grupo Clarín.
El 19 de abril de 1977 Jorge Rafael Videla, el primer jefe del golpe genocida de 1976, convocó a una conferencia de prensa “blanqueó” que seis integrantes de la familia Graiver estaban detenidos desde hacía varios meses e informó y que la mayor parte de sus bienes habían sido incautados. Por la noche, representantes de los diarios Clarín, La Nación y La Razón sellaban en una escribanía la apropiación Papel Prensa. El pacto entre Clarín, La Nación y la dictadura estaba sellado, con la sangre y la vida de asesinados, torturados y desaparecidos. Por aquél entonces las usinas de propaganda de los genocidas hablaban de guerra y justificaban sus crímenes con argumentos parecidos a los que en la entrevista concedida a la Izquierda Diario, Julio Blanck, hace lo propio respecto de su participación en la guerra mediática contra los gobiernos constitucionales de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner; en realidad contra la práctica política según es concebida en toda su complejidad por las fuerzas política y sociales democráticas.
Sólo le faltó reconocer que esa guerra tenía un comando estratégico para toda la región en el gobierno y en la diplomacia de Estados Unidos y que tenía como objetivo la desestabilización final de los gobiernos populares, los que en grado por cierto insuficiente pusieron bajo cuestionamiento el paradigma global del neoliberalismo.
“Fuimos buenos haciendo guerra, estamos vivos, llegamos vivos al final, al último día. Periodismo eso no es como yo lo entiendo, no es el que me gusta hacer. Y yo lo hice, no le echo la culpa a nadie, yo lo hice. Eran las circunstancias e hice cosas que en circunstancias normales por ahí no hubiese hecho, en términos de qué posición tomar o de cierta cosa terminante”, puntualizó con toda crudeza el editorialista político de Clarín.
Sobre la primera plana del Clarín del 27 de junio del 2002, “la crisis causo dos muertes” para referirse al título encubridor de los asesinos de los militantes Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, Julio Blanck dijo llama error a la mentira y ese error habría consistido en nada más y nada menos, según sus propias palabras, “en no decir la verdad”; y eso que aún no estaban en guerra contra el kirchnerismo, lo que demuestra que esa guerra fue contra la democracia y comenzó cuando la asociación del Grupo con la dictadura.
“El título aquel es un título horrible en la tapa y quedó como el intento de Clarín de ocultar lo que había pasado. Pero si vos ves la foto de tapa, está el asesinato y están los policías, el comisario Alfredo Franchiotti y el cabo [Alejandro] Acosta. Está [Maximiliano] Kosteki tirado en el piso y [Darío] Santillán, con la cámara movida en una de las fotos de “Pepe” Mateos, con la gorrita blanca, campera de jean, corriendo hacia el andén y de atrás le pegan el escopetazo. Adentro hay tres fotos, de Franchiotti en una levantándolo como trofeo de caza a Santillán, publicadas el mismo 27 de junio. De eso no digo: ¿cómo no se dieron cuenta de eso?, está para el que tenga ganas de verlo objetivamente. Pero también objetivamente, el título es un error”, se justifica Blanck antes de reconocer que fue “cuestionable” que al otro día no se hayan publicado “mas fotos clarificadores”, según comentó en entrevistador.