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Melisa Bogarin, la primer muerte del Gobierno de Mauricio Macri

Se enteró de que su contrato fue rescindido, se descompensó y falleció cuando era trasladada al hospital local.Según pudo saberse, la joven trabajadora murió de un paro cardiaco después de tener una discusión con las autoridades del programa nacional Pro Huerta, cuando se enteró que se quedaba sin trabajo, en el que desempeñaba tarea desde hace más de ocho años.
Melisa era comunicadora social y desarrollaba tareas dentro del Programa Nacional Pro Huerta en Las Breñas desde hacía más de ocho años, lo que le permitió formar una gran familia, ya que los acompañaba una hija que días atrás cumplió un año. 

Ambos era reconocidos en los medios junto a su marido, quien la acompañaba en el ambiente periodístico y que meses atrás había sido despedido del programa de Agricultura Familiar.

Todo habría sucedido cuando le comunicaron, en una asamblea de trabajadores del Chaco, que su contrato sería extendido por tres meses, pero sin seguridad de ser renovado, lo que generó que Melisa se descompensara y falleciera de un paro cardíaco cuando era trasladada al hospital local.

Desde ATE Chaco enviaron un comunicado por la muerte de la joven trabajadora y esto es lo que dice el comunicado:
Melisa Bogarin trabajaba en el programa ProHuerta en Chaco, una política pública de autoproducción de alimentos que gestiona el INTA y el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, desde hace más de 25 años, y que trabaja con familias en situación de vulnerabilidad social, las que se juegan todos los días para llevar un plato de comida a las mesas de sus familias.

Desde hace más de 8 años desempeñaba tareas de comunicación en el programa. No era una trabajadora que pensaba la comunicación como tradicionalmente se la conoce, una herramienta para difundir un hecho en un medio. Si no que consideraba que, para los sectores con los que trabajaba todos los días, campesinos, agricultores familiares y comunidades originarias, la comunicación, ejercida como un derecho humano,  podía servirles para, sin intermediarios, ayudarles a expresar sus problemáticas, luchas y alegrías.

En eso trabajo en esos 8 años. Desde el ProHuerta y en Chaco, con otros compañeros, impulsó una red de radios escolares rurales, en las escuelas en donde asistían los hijos de los huerteros de ProHuerta, de los agricultores familiares y campesinos con los que trabajaba. Esa era su preocupación, como la comunicación podía servir a esos sectores para decir, para denunciar la  explotación y postergación, para ayudar a organizarlos. Impulsó talleres, formó a niños y adultos, gestionó la instalación de radios escolares, elaboró proyectos con las escuelas y con organizaciones de la agricultura familiar, escribió los procesos para que sirvieran de ejemplo en otros rincones del país, los compartió, se junto con otros en todo el país. Soñó e hizo lo posible, desde su lugar, por la construcción de la utopía de un país más justo e inclusivo.

Su marido Germán también trabajaba la comunicación en el mismo sentido en la Secretaria de Agricultura Familiar. Tenían una nena que hace unas semanas cumplió un año.

Como miles de laburantes de la gestión pública, desde hace 4 meses, viven la humillación, la persecución  y el maltrato, no solo de un gobierno que nos trata de ñoquis y vagos, sino de un sector importante de la prensa  nacional y la sociedad que repite ese relato, sin fundamentos, sin saber, sin conocer una sola historia de estos trabajadores, queriéndole cobrar a Melisas y Germanes vaya saber qué venganza.

Hoy, mientras intentaba  explicar su situación en una asamblea de trabajadores en Chaco: por decisión del Ministerio de Desarrollo Social su contrato precarizado había sido extendido por tres meses, sin seguridad de renovación (como cerca de 232 trabajadores de ProHuerta en todo el país) y su marido Germán había sido despedido de la Secretaria de Agricultura Familiar. Mientras explicaba sus miedos por la continuidad de sus sueños de trabajo y familia, les había sido otorgado el año pasado un crédito Procrear para la primer vivienda, se descompensó, sufrió un paro cardíaco y murió cuando era trasladada al hospital más cercano para ser atendida.

Melisa Bogarin tenía 30 años.

El proyecto de gobierno encarnado por Mauricio Macri no es solo un gobierno de ajuste, de devaluación, de tarifazos, de despidos. Es un gobierno de muerte. Y los trabajadores no queremos una muerte más . En tu memoria, por tu trabajo, por tus sueños y por tu familia, los trabajadores de INTA, tus compañeros, te prometemos mantener encendido el reclamo de justicia.